Los emigrantes

Existe un tiempo pasado, el de mis abuelos. Entre 1880 y 1950, Argentina llevo a cabo una fuerte política inmigratoria con la que dio refugio a millones de personas.

Existe otro tiempo, el de estas fotografías. A fines del 2001, Argentina vivió la crisis ecónomica, política y social más terrible de su historia. Una de las consecuencias que genero esta situación fue la decisión de muchas personas de emigrar a países más afortunados. Bajo estas circunstancias y atravesado también yo por la idea de partir (finalmente no lo hice), realicé durante el año 2002 esta serie de fotografías que registran el momento exacto en el que individuos o grupos familiares dejaban sus casas para subirse al auto que los llevaría al aeropuerto. Es decir, el preciso instante en el que se transformaban en emigrantes.

Alejandro Lipszyc.
Buenos Aires, 28 de marzo de 2012.

 

Polifonía y orfandad: Una lectura posible de la obra de Alejandro Lipszyc.

Los Emigrantes

Por Mirta Gloria Fernández.
Buenos Aires, Abril de 2008.

Desafiando la polisemia característica de toda representación artística, el visitante ávido de sentido de la serie de Alejandro Lipszyc denominada "Los emigrantes" se dice a sí mismo, secretamente, que la ciudad tiene una conducta cíclicamente expulsiva. Sin embargo, relativiza al instante su hipótesis pues cree escuchar las voces de quienes protagonizan un relato de conjunto. Mientras tanto, "Los emigrantes" exhibe, por separado, el exilio de treinta personas al momento de abandonar Buenos Aires en medio de una despiadada crisis económica. Todo el conjunto devela una condición urbana y contemporánea.

Las caras son serias, aunque no tensas. Algunas de las mujeres parecen tristes, sobre todo Jessica Garbarino, Bettina Yattah, Cecilia Cabrera y la señora Sanders. Los 7 niños diseminados en las distintas escenas tampoco se ríen. Pero nadie se muestra abatido, no hay señales de guerra, ni de hambre, ni de devastación alguna. Hasta las casas que dejan nuestros ya familiares emigrantes parecen habitables y cómodas. El lector asociativo conjetura de inmediato que estas escenas guardan pocas semejanzas con otras situaciones dramáticas de la historia argentina. Sin embargo, se turba nuevamente tal vez porque se da cuenta de que estas imágenes que aparentan unidades acabadas no terminan de cerrarse.

En efecto, las múltiples caras sumadas al telón de fondo articulado por la serie casa/barrio/Buenos Aires y a la captura del momento exacto de la partida- maletas en derredor- dan a pensar en una doble condición de orfandad. Dejan la ciudad, la ciudad los deja. ¿Quién abandona a quién? En última instancia, la retórica minimalista de "Los emigrantes", tal como lo hacen los recortes no pretenciosos de fondo, podría proveernos algunas claves para reponer la importancia de ver la historia como una trama de las singularidades.

Si la historia puede pensarse en términos de continuidad marcada por la presencia humana que desecha y guarda, "Los emigrantes", muestra, como en una novela, cierta fascinación por lo que escapa a todo centro. Mientras tanto el relato despeja la memoria y revela una teoría sobre la fotografía como huella, no como totalidad. El espectador no descansa.

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